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Poética de las aguas profundas. Un acercamiento a «Canto de ballena negra» de Noraya Ccoyure*



*Texto leído en la presentación de «Canto de ballena negra»

realizada el 30 de septiembre en la Galería Martín Yépez.

Por: Úrsula Alvarado


En un año marcado por el descubrimiento del Perucetus colossus (1), el animal más pesado en la historia de la tierra y el estreno en Lima de la conmovedora cinta de Darren Aronofsky (2), llega a mis manos este poemario en cuya portada brilla la protagónica silueta de un cetáceo.


Lejos de ser una especie más en la fauna marina, la ballena es nada más y nada menos que el mamífero más grande sobre la faz de la tierra. Quizá precisamente por sus grandes dimensiones cuenta con gran carga simbólica y ha sido figura estelar de obras que hoy son clásicos de la literatura como la genial novela de Melville, pero también en las creencias populares y religiosas como la de Jonás en la mitología bíblico cristiana.


Es así como de la mano -o quizá deba decir de la aleta- de este gran animal, nos sumergimos en la lectura de este libro. Como si el ya aludido título no bastara, iniciando la inmersión encontramos un epígrafe de José Watanabe, poeta de quien es conocida su mirada contemplativa del entorno que nos rodea. Los versos en cuestión pertenecen al poema La ballena (metáfora del descasado), en el que se presenta la imagen de un cetáceo que ha encallado y representa la angustiosa experiencia de sentirse fuera del mundo, desolado. El epígrafe nos prepara bien para los poemas que nos esperan.


Cuando los vientos o corrientes dominantes superan la fuerza de los cetáceos, estos inevitablemente son arrastrados hacia las orillas, estos episodios llamados Varamientos dan título a la primera sección del libro. Los poemas aquí reunidos componen la radiografía de una ciudad que agoniza varada a causa de las fuerzas dominantes. Hay una mirada minuciosa del entorno que nos rodea, diversos personajes habitan estos poemas: la vecina y su hijo muerto, los sicarios de Castilla, las recolectoras de basura, los hombres con la cabeza gacha que caminan por la ciudad.


El poema En un rincón de la noche nos trae una escena protagonizada por señoras con trajes naranja que, al encontrar un vestido de novia entre los desechos, van probándoselo una a una hasta el amanecer. Al clarear el día, siguen sus labores cotidianas dejando el vestido en la máquina trituradora. Esta imagen me pareció brutal. La belleza como un bien negado, la alegría como un privilegio pasajero para muchos habitantes de la ciudad. Más adelante, cerrando este capítulo, el poema Argonautas amarillos, me pareció perturbador. Aquí el yo poético nos muestra una triste semejanza entre los postes de luz con sus focos mirando hacia el suelo y las cabezas gachas de los hombres que transitan la ciudad. ¿Es acaso nuestro ánimo colectivo el abatimiento y la desesperanza?


La segunda sección del libro lleva por título Cantos azules. Entre los conocedores del mundo marino, se sabe que una de las principales razones del canto de las ballenas es la comunicación con los miembros de su grupo familiar. Los poemas que integran este capítulo son muy íntimos y constituyen pequeños homenajes a los miembros del entorno familiar más cercano: la madre, el padre, los hermanos, Estela. Son textos bastante sentidos. Destaco en especial el titulado Estela en el estanque, que me parece no solo homenaje sino también una despedida, una que solo es posible luego de la comprensión y asimilación de algo muy doloroso que finalmente se deja diluir entre las aguas. En el poema Carta para un pelícano se muestra la conflictiva relación de amor/odio con la figura paterna, que ya se advertía desde el segundo poema del libro, pero que se evidencia aquí con mayor certeza. Un poema duro, de fuertes imágenes, pero con una empatía poderosa, muy inteligente en el juego de la simbología del pelícano, usado en las representaciones cristianas como signo de la dedicación de los padres hacia los hijos y aprovechado aquí para hacer las paces con la figura del padre, que parafraseando a la autora, no tuvo culpa del buche amargo y del corazón lleno de arena que ofreció a sus hijos.


Pero el poema hito en esta sección es precisamente el que le da título al libro, Canto de ballena negra, un texto hermoso y clave para comprender la poética que hoy nos convoca. Me parece particularmente interesante como Ccoyure resignifica la figura de la ballena, que anteriormente ha sido representada en la literatura como un ser oscuro, maligno o de malas intenciones. Para no irnos muy lejos, en nuestra tradición poética peruana, específicamente en el libro Canto ceremonial contra un oso hormiguero (3), el poeta Antonio Cisneros usa la metáfora de la ballena para representar un sistema sociopolítico que reprime a los sujetos que lo integran. En sus textos, “Jonas y los desalienados” son engullidos por la ballena como a los sujetos nos engulle un sistema hegemónico y opresor, a quienes se nos niega no solo el conocimiento sino la libertad para decidir el rumbo de nuestras vidas.


Sin embargo, la autora aquí nos presenta a la ballena como un ser no que engulle, sino que salva y es que, una sociedad con tantas dolencias, ¿acaso no necesita algo de titánicas dimensiones que lo remezca todo? En este poema, la ballena se hace carne en la ciudad. Desea salvarla y no puede, así que recoge tan solo “un pedazo” y la arrulla como a un bebé abandonado hasta que es atropellada por una muchedumbre de corbatas… ¿la burocracía, el gobierno, el sistema? El cuerpo herido de la ballena cae, agoniza contra el pavimento y es tratada con indiferencia, tan solo los postes de luz, con sus cabezas gachas se conduelen de ella. El pedazo de ciudad aún en sus brazos apaga sus luces, ha perdido una oportunidad de salvación. Mañana será otro día y todo volverá a empezar. Un círculo infinito.


La última sección del libro, Playa desierta, presenta una carga distinta. Pareciera que, el yo poético luego de ocuparse de lo social y familiar, tornara su mirada hacia el yo con una carga erótica y sensual, aunque no desprovista del tono reflexivo y melancólico que tiñe todo el libro. En esta última sección advierto mayor uso del animismo para otorgar vida a los objetos de manera muy sugerente: el ojo amarillo y ciego de un girasol que arremete contra su boca, un colchón de resortes salidos vuelto dromedario… Hay aquí una mirada sensual y lúdica, sin ocultar ese rezago de niña a la que aún le duele la infancia.


Por lo anteriormente mencionado, me queda la impresión de que este primer poemario que Noraya nos regala es fruto de una gran introspección en la que prima una mirada humana y generosa, pues lejos de iniciar la contemplación en el yo, se preocupa del entorno en el que se desenvuelve, o mejor aún, concibiendo su yo como parte de un cuerpo mayor que es la sociedad en la que se inserta. Su introspección va pues de lo social, hacia lo familiar y lo personal, por medio del cual le son reveladas algunas respuestas por el poder clarividente del agua que recorre, de principio a fin, todo el libro.


Así como las ballenas que, tras largos períodos de inmersión, se ven obligadas a subir a la superficie a respirar aire fresco, el yo poético de este libro ha emprendido la dura, pero necesaria travesía por las aguas profundas de su memoria para desatar los nudos, descubrir de dónde viene y quien finalmente es, para así poder nadar con soltura y libertad por el vasto horizonte marino.


(1) El Perucetus colossus fue un cetáceo del grupo de los Basilosauridae, que habitó las costas del Perú durante el Eoceno Medio, hace unos 39 millones de años. Su fósil ha sido recientemente descubierto en el desiero de Ica en agosto de 2023.

(2) La ballena -The Whale-, drama psicológico dirigida por Darren Aronofsky.

(3) Los poemas en cuestión son "Poema sobre Jonás y los desalienados" y "Apendice al poema de Jonás y los desalienados"


Noraya Ccoyure Tito. Licenciada de la carrera de Literatura de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Máster en Escritura Creativa en The University of Texas (El Paso) con especialidad en poesía. Asimismo, es directora y fundadora del grupo de teatro LLAQTA. Em 2022, obtuvo mención de finalista del Premio Paz de poesía en el Miami BookFair. Y su primera obra teatral denominada Último acto ganó el Primer Premio en la categoría amateur a mejor obra dirigida y escrita en el 40 Festival IPACULT (Juárez, México). Canto de ballena negra (Alastor Editores, 2023) es su primera publicación.


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