A continuación, compartimos una selección de poemas de la poeta peruana Rossella Di Paolo.
LAS ALTAS DISTANCIAS
Si yo escribo tu nombre en la arena
Y tú escribes mi nombre en la arena
Pero en otra playa
Es que hemos descuidado las cosas
Hemos dejado crecer el mar como yerba mala
Y habrá que arrancarlo con cuidado
Hasta allanar la arena de esa playa
Donde puedes escribir mi nombre al rozar el dedo
Que está escribiendo el tuyo despacito.
LIMBO
Un día puse una piedra encima de tu nombre
y me dije: iré cantando hasta mi casa.
Y canté
como una loca sobre sus piernas fuertes
como río loco canté.
Hasta que el canto empezó a hacerse agüita rala
(ni para regar guisantes)
y entre paso y paso
se me fue perdiendo un pie.
No acierto a ver el tejado de mi casa ni el árbol
más alto
¿será que me dejé el corazón bajo la piedra?
¿mi tonto corazón junto a tu nombre?
Sé que ya no llegaré a mi casa.
Sé que tampoco puedo volver.
S.O.S.
La luna cuelga sobre el mar
dura y redonda como el deseo.
La noche apenas alcanza para taparme un ojo
el otro tercamente abierto sobre el mar en calma,
pero otros vientos se encadenan
para pasar por el hueco de mi corazón
para tatuar en el agua signos que son tu nombre
formas que son tus brazos alrededor de esta caída.
Duele tanto el deseo.
No sé más pero tampoco sé menos que eso.
Cruzo y descruzo mis tibias en el puente
y en cada movimiento algo parte hacia lo oscuro
y en cada movimiento algo vuelve y eres tú
y no eres tú sino la rabia de no estar
aquí y a descubierto.
El timón cae por la borda, las velas se encogen como puños
y luego el miedo
a que no seas más que este océano
a que no seas más que este corazón que se cuenta historias
porque nadie te conoce y estoy hasta el cuello de ti
o más arriba
porque me hundo en tus aguas
dura y redonda como el deseo, como la luna,
como tiene que ser.
SAL SI PUEDES II
Vivo en la casa de la poesía.
Subo despacio sus escaleras
y también, saltando, las bajo.
Me siento en la silla de la poesía,
duermo em su cama, como en su plato.
La poesía tiene ventanas
por donde se deja caer
mañanas y tardes,
y bien me cuelga una lágrima
bien sopla hasta tumbarla / Con esto
quiero decir que trae
curitas y heridas
em la misma canasta.
Yo quiero tanto a la poesía que a veces creo
que no la quiero /Ella me mira,
mueve la cabeza y sigue tejiendo
poesía.
Como siempre, me quedará grande.
Pero cómo decirle / cómo decirle
Quiero salir / quiero freír
Honestamente mis espárragos...
Ya lo veo alcanzándome
con su botella de aceite
y su loca sartén.
Ya la veo,
con su atadito de espárragos
saliéndole de la manga.
Ah su frescura / su fulgor desordenado
y el demorado compás con que me cerca.
Y yo me rindo / me rindo siempre porque vivo
en la casa de la poesía / porque subo
las escaleras de la poesía
y porque también las bajo.
De Tablillas de San Lázaro, 2001
PROFESORA DE LENGUA Y LITERATURA - EX
Sepan que estoy viviendo, nubes,
sepan que canto
Javier Sologuren
Nunca más pararme frente a la pizarra —eccefemina—
con un cucharón
para meter en los platos vacíos de sus cabezas
el engrudo homérico, la berenjena eglógica
el acento esdrújulo y miserable, ni más
tizas de colores, salsas de tomate,
para abrirles las bocas
ojalá el entendimiento.
Ya no la tarjeta en la tostadora horaria
saltando con su tardanza al rojo vivo
ni exámenes para probar cuánto resisten
mis nalgas en el pupitre y cuántas tildes
puede gotear un cárdeno Faber Castell 031.
Se acabó la clase, la ilusión de mango,
todos al recreo, yo al recreo (pero sin vuelta)
al recreo de desclavarme de la pizarra
y saltar por la escalera al fin resucitada.
Último día, las rejas se levantan,
y en este valle ameno
nubes, sepan que canto
sepan que canto, bestias.
DESCABEZO ESTATUAS
Me canso de frotar una palabra con otra
Y hacer chispita
Ya no quiero poner esta letra aquí,
Esta tonta coma
Pido una zancadilla para que caiga de narices
El alto verso
Quiero sacar las palabras de mi casa
A empujones
Y coger el pronombre por los pelos
Hasta hacerle confesar la dirección del sustantivo
Para entrar a su línea dando voces
Para arrimarle un clavo entre los ojos
Para aplastar con mis pies a sus mansos adjetivos
Para agarrármela a escobazos con los verbos conjugados
Con los verbos no conjugados y con los adverbios
Si me miran mucho
Quiero abrir las ventanas y que entre
Una luz no escrita
Y apilar los libros en el patio
Y colgar la máquina de escribir en la pared
Como una cabeza de venado con su bala
Limpiamente acertada entre la M y la N
Antes de prender fuego a la casa
Y bailar con mis amigos sobre la lengua de Vallejo
Sin tener después que juntar los pedazos
Y contarlo llorando en un poema.
De Piel alzada, 1933
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