Compartimos una selección de cinco poemas de la escritora peruana Salò Tomoe correspondientes a los libros "La destrucción y la música" (2021) y "El evangelio de Circe" (2023).
Altamente recomendable.
CANTO XII
Troisième sexe
Oh Salomæ Salomæ…
Será en esa hora
en que la luz se ha arrastrado
como una reina mutilada o un ángel sin cuerpo
que cada día se asoma para engendrar en mis ojos
un animal de pureza
hasta hacerlo pedazos.
Será en esa hora
En que dios ha ascendido
Como una estatua invencible de luna y hojalata
Una figura de sangre de orina luminosa
que tiembla cada noche al escuchar su caída.
En esa hora será
Que adoraré sin reproches
La misma feria vacía, esa casa de reyes
que arrastraron el mundo como a un ciervo de oro
y se arrancan los brazos
cuando llega la tarde.
Oh, ladys and gentlemen,
degollados y eternos,
imperfectos tesoros, paraísos materiales
que yo desprecio y adoro,
he aquí a su mendiga.
He aquí la perpetua,
la pequeña y castrada,
la que encierra su cuerpo en una antigua moneda,
la que calla en el suelo y devora el ocaso
entre la zafra y el hielo, he aquí a la madre
inmaterial y desnuda que ha perdido su nombre
en un torrente de alas,
la que abre una herida
a la mitad de su vientre para engendrar a la Tierra.
He aquí la que ama y se entrega en silencio.
He aquí la que canta como un ángel sin labios.
Yo golpearé con ternura
mi esqueleto hasta hacerlo
un gigante de tierra, un esqueleto de oro,
un animal de dolor que todo mundo ha olvidado
al final de otro cielo
hasta el fin de los días.
CANTO XI
Estación de Calipso
qué hacer entonces, oh criatura solitaria
animal que escapó de su figura;
sino esperar que la tierra sea la misma
columna de palacios deslumbrados
donde un ángel de piedra nos arroje
a otro mundo adorado,
y asimismo
a ese río de trofeos y de escamas
donde arde hermosamente una criatura.
Y esperar
esperar a cada noche
para quitarte el vestido y la sonrisa
y entregarte nuevamente a otro deseo
y que nunca nadie vea
tu amargura.
De La destrucción y la música (2021)
Estación sexta
Miss Dasein
My love's deep as the ocean Don't you drown on me Just know any love I gave you Is forever yours to keep
(Marina Loayza)
Recuerdo las palabras de mi madre sus dedos
cargados de turquesa, sosteniendo mi rostro
la podredumbre divina de otro mundo crecía
cayendo a maravilla de mis hombros de ángel.
Y una vez más, madre mía, tú me has visto en el llano
sepultada y riendo, repitiendo día a día
como un bebé de oro antiguo, mi canción desollada,
el manifiesto moderno
de la otra mujer.
Gritando en lo alto, sangrando, riendo,
como una antigua comedia
en que todos se arrancan
la piel como un triste regalo del mundo,
y ya no hay más que decir
salvo un dulce reproche
que a mí y solo a mí tú dirás nuevamente
cada día al nacer
el hijastro del aire:
Oh bebé de hojalata, ¿dónde has puesto tu herida
Y tu lagrima pura, dónde vive tu cuerpo,
en dónde ocultas las manos que has alzado hacia el ángel
claveteado de alhajas, en heces convertido?
Mom, I know,
I know my body is dying,
but you don’t hear me mom
don’t know how much I love him.
Yo lo amo hasta las heces
hasta la carne y los huesos,
con mi cartílago impuro
con la piel de mis brazos,
con mis manos vacías,
con mi sangre y mi llaga
con mi cerebro que llora
como un niño en pedazos
Puedo morir un instante madre mía, tan solo,
para sentir a la tierra destrozando mi cráneo
y al agua elemental en mis hombros de niña
cayendo a cada instante
como un rayo de amor
He de nacer cada día, madre amada, tan solo
para morir y sentir que la vida es hermosa,
y presenciar un sonido tan alto y lejano
como un hachazo en el vientre
que ya no ha de doler.
Y entonces,
solo entonces,
la voz antigua del viento
me hará llorar de alegría, me arrancará las entrañas
y hará sonar en el suelo mi corazón solitario
como un tesoro maligno
o algún tierno alabastro.
De El evangelio de Circe (2023)
Décima estación
Æternal jouissance
No,
no puedo más con esta piel que me abraza,
con estos ojos de azufre, con mi esqueleto de niña,
con esta lepra invisible que me hace más pura,
que ese cordero sin cuerpo
que nunca pudo nacer.
No, jamás
podré mirar a los ojos
a mi reflejo en la zafra, a la espiga que surge
ardiente y milagrosa de mi lado de Eva,
ni a la madre que arranca mi vestidura en el aire
y arrojó mi cabeza en un horno perpetuo
para decir que me amaba
para decirme día a día
Oh, glory; oh, misery
God can’t made you pure?
Porque yo lenta y segura,
irremediablemente,
volvería a ser siempre
esa misma mujer
que llegado el silencio no ha de ocultar en su rostro
la pequeña sonrisa
de una reina de espadas;
soy la misma de siempre
la que llegado el silencio
hace sonar a su vientre
como el tambor de Satán
para engendrarse a sí misma
dios no puede juzgarme
ni mirar estos ojos
él también es mujer.
Y ahora quítenme, entonces,
mi boca ardiente, mi lengua,
mi rostro lleno de espinas
y mi reflejo en el agua;
quiten mis huesos, mis dientes
oídos y manos, mis ojos,
mi lado herido, mi carne,
mi mitad más profunda;
quiten mi sangre y el horno
que entre mis senos se agolpa
y mi esqueleto alhajado
de mujer siberiana.
Quítenme todo y, en suma,
mi llanto impuro y mi voz
encontrarán en el fondo
un desollado animal
de luz y azufre que canta, se ha arrastrado y pronuncia
Mujer me llamo, Mujer
ante el espejo del mundo.
Undécima estación
Travestiario
Yo tengo un corazón
mi corazón es travesti
y mi cuerpo es travesti
Y mi sangre es travesti
Y la piel de mis manos, y mi alma, mi pelo
Y mis labios, mis uñas,
Y mis hombros, mi boca,
mi silencio es travesti
mi alegría es travesti
y también lo es mi furia, mi dolor, mis entrañas
y mi llanto milenario, y mi hambre y mi sed,
y mi abundancia, mi vacío
son travestis también;
mi alimento, mi carne, el agua de mi fuente,
los animales de oro que beso día a día
las flores que arranco de mi tumba, cada una
como un torrente de estrellas
son travestis también
las letras de mi nombre, mi morada y mi sombra,
las mujeres que amo
son travestis también
las palabras que pronuncio, mi oración de la tarde,
mi fe y mi palabra, mi amor por la vida
mi religión es travesti
mi dios es travesti,
la juventud que atesoro, durante siglos y siglos
como una hermosa medalla, mi muerte primera
y entre todas, la última; y mi mundo, mi cielo,
mi paraíso de plata y mi Edén prometido
a cada ser en la Tierra
es travesti también.
De El evangelio de Circe (2023)
Salò Tomoe (Chancay, 2000) es escritora, traductora, artista visual e investigadora en poesía del siglo XX. Cursó estudios en Literatura en la UNMSM. Ha publicado los poemarios Historia general del amor (2021), Diarios del Armagedón (2021), La destrucción y la música (2021) y El evangelio de Circe (2023). Dentro de sus intereses están los estudios de género, la filosofía postmoderna y la música experimental contemporánea.
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