El mar
Si unes los puntos
Si trazas las rayas
Si marcas las equis
Si escondes las flechas
Si el camino es recto
Si el zigzag es camino
Si es solo un gran círculo
Si el centro es secreto
Si el mapa es la rosa
Si ves muchas formas
Si hay piel y espejos
Si el canto es de muerte
Si lloran y nacen
Si da miedo y paz
Si el marco está abierto
Si el cielo se moja
Si extraña la Luna
Si la estrella es la hoja
Si hay miles de huellas
Si pintas la mano
Si el garabato es la lengua
Si escribes su nombre
Si inventas un juego
Si el juego es azul
Si todo es blanco,
Y brilla,
Sí, es el mar.
Abrazar un árbol
abrazar un árbol
como se abraza la delicada fila de caracoles
que se conduce sola y ciega
fuera del jardín
a ellos solo les basta la yema de los dedos
para no abandonar el camino
reconfortados
sin voltear atrás
abrazar un árbol
tocarlo primero con el cuerpo
reverenciar la doble desnudez
ver crecer las extremidades hacia el cielo
y el infierno
las palmas tensadas de las manos
las huellas antiguas de otras vidas
no alcanza la piel para tanto recuerdo
áspero y barroco
abrazar un árbol con el abrazo largo
que así mismo se reclama
abrazar el árbol milenario con iniciales de pasado
abrazar la semilla recién plantada
abrazar un árbol
como si pudiera esta tarde
el árbol de la vida
abrazarme en el parque
sin gente
tan físicamente
solo a mí.
Apagón
Cuando se va la luz
se corta el coro de la canción
se despide la lavadora con su musiquita
de triste final
sale al balcón el vecino adolescente
a pasear su silencio
y el niño aún no se ha enterado que lo recibirán
los pájaros negros
La sopa se servirá fría
se entibiará sola con la enfermedad de la garganta
Pero este fuego no es suficiente para bailar
y los cinco cuervos que aletean su electricidad
batallan pacíficos sobre el terrorismo
de las 2 de la tarde
Pasa la monotonía del avión
se lanza al vacío el cansancio
de la reja
tienen frío las ventanas
Un golpe ambiental toca la puerta
Es Santiago y su niñez.
Vaivén
inconstancia de querer y no
balanceo en falso de los cuerpos
cicatriz abierta sobre la arena
trapecio hecho de piel
vaivén de vida o muerte
tocarse y desaparecer
vaivén de piel
cortada
por otra piel.
Ana Vera (Lima, 1981). Comunicadora social, escritora, editora, gestora cultural y fotógrafa. Fundadora del formato de poesía pluricultural e inclusiva “Viva palabra”. Ha publicado el poemario Ausencias (2010), el fotopoemario Memoria imagen (Hanan Harawi, 2015) y el libro álbum infantil Poesía animal (Ámbar, 2022). Escribe poesía y literatura infantil. Diseñadora del I Mes de las letras en el Congreso de la República del Perú (2019); parte de la agenda Culturaraymi de los Juegos Panamericanos y Paraparamericanos Lima 2019. Autora del poema “Costa” y coordinadora de contenidos literarios del proyecto audiovisual “No me pidan regresar” (Kubrik, 2020). Cuenta con dos exposiciones fotográficas colectivas y una foto/verso instalación individual “Solo estamos viviendo” (Galería Martín Yépez, 2023). Poemas antologados en Perú, Chile y Argentina. Actualmente es tallerista del programa La libertad de la palabra del Ministerio de Cultura.
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